Ciencias

Mascarada tradicional, actuación costarricense

Esta expresión se remonta a funerales precolombinos similares de pueblos indígenas y también a funerales celebrados en España. El primer desfile de su versión costarricense se realizó el 2 de agosto de 1824, en honor a La Negrita, patrona de Costa Rica, en Cartago, la antigua capital del país. Otros los remontan a los festivales taurinos coloniales.

Extendido en casi todo el país, el enmascaramiento es más fuerte en las zonas más fieles o afines a esta tradición, como las comunidades indígenas de Buenos Aires (boruca), Guatuso (maléku) y Talamanca (bribri y cabécar).

En el resto del país se destacan Cartago, donde todo comenzó como parte de su visión indígena y colonial; Escazú, cuyos habitantes agregaron elementos importantes a su forma actual, y Barva, donde ganó importancia económica.

Lo cierto es que el símbolo patrio más joven (el 17), que fue declarado como tal el pasado mes de abril, tiene su fiesta nacional cada 31 de octubre desde 1996 y es sin duda uno de los patrimonios culturales de los pueblos centroamericanos.

“Para la mayoría de nosotros, esta tradición colonial mestiza es parte de nuestra memoria de infancia y de toda la emoción, alegría y miedo que nos causaban grandes figuras danzantes como la gigantona o el diablo con sus coloridos paños. al son de la alegre y ruidosa música de la cimarrona», dijo la exministra de Recursos Culturales Loida Pretiz.

“Las mascaradas son maní confitado y algodón de azúcar, además es una fiesta nuestra muy popular porque es una comunidad que cocina, toca música, usa máscaras o simplemente mira”, agregó.

(Tomado semanalmente de Orbe)

maestría/ag

Antonio Calzadilla

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